lunes, 2 de agosto de 2010

EL PAMPA MIGUEL ANGEL GAMBIER

APLAUDAN, APLAUDAN...


Idolo, un jugador muy querido y respetado, por su calidad futbolística e identificación con la casaca rojinegra. Eso es, para los hinchas sabaleros, Miguel Ángel Gambier. El “Pampa” fue un goleador nato con una destacada técnica, que en poco tiempo cautivó a la hinchada rojinegra. A pesar del tiempo transcurrido los sabaleros siguen recordando la mayoría de sus conquistas, sobre todo el primero de los goles del partido de vuelta frente a San Martín de Tucumán, por el Octogonal Final de la B Nacional 1994/95, que determinaría el ascenso de Colón a primera división después de 14 años de angustiosa espera.

Gambier nació el 6 de Mayo de 1959 en la localidad bonaerense de Pellegrini. Dio sus primeros pasos en el fútbol profesional en 1983 en Deportivo Morón, club que militaba en la Primera B. Sus condiciones de goleador llamaron la atención de Independiente, club que lo contrató al empezar el año 1985. Con los Diablos Rojos de Avellaneda no tuvo muchas posibilidades de mostrar sus condiciones, pero si lo hizo en Platense y en Gimnasia y Esgrima La Plata donde jugó desde la temporada 1987-88 hasta la 1989-90 (76 partidos y 18 goles), lo que le abrió las puertas del fútbol internacional. Pasó una temporada en el Veracruz de México, hasta que al comenzar la temporada 90-91 llegó a Rosario Central, donde dejó un grato recuerdo, a pesar de que su aporte en goles no fue tan importante. Apenas convirtió 4 tantos en los 21 partidos que disputó. Continuó su carrera en Lanús, donde en la temporada 1991/92 ganó merecidamente el título y el ascenso que instalaría definitivamente al Granate en Primera, se mantuvo en el equipo hasta 1994. Luego pasó a Colón donde ascendió y jugó en Primera en 1995/96. A fuerza goles y entrega se convirtió en figura e ídolo indiscutido de la institución del Barrio Centenario. Marcando el ocaso de su carrera jugó en Los Andes (1996) y terminó su extenso trajinar futbolero en Costa Brava de General Pico y Huracán de Pellegrini, su ciudad natal.
Desde el día de su despedida a fines de julio de 1996, el “Pampa” Gambier, sigue vigente en el recuerdo y en el corazón de los hinchas sabaleros.
Antes de abandonar Colón, el Pampa Gambier negoció con los dirigentes para renovar y retirarse en el club, pero no pudo ser y el ídolo sufrió. "Me hubiese gustado irme de otra manera. Estaba contento por todo lo que había logrado con Colón y siento que no me fui como quería y merecía. Me hubiese gustado hablar con Vignatti antes, ya que las últimas negociaciones no las manejé con él, porque había viajado. José me había pedido que me quedara un año más. Incluso, hablamos de que sería bueno retirarme ahí. Pero todo quedó en la nada"
Si algo está claro, es que una de las mejores cosas que le pasó a Miguel Angel Gambier fue el haber jugado en Colón: "Es verdad. Además, lo logré a una altura de mi carrera en la que ya no era un pibe. Si algo tengo fresco en mi cabeza es el gesto de la gente. Cuando llegué, había mucha expectativa con el equipo. Con el ascenso, nos hicieron ídolos de Colón al Loco González y a mí. Fue lo más fuerte que viví en mi carrera. A veces, de tanto en tanto, me agarra un poco de nostalgia. En un quincho que tengo acá, en Pellegrini, me pongo a mirar los cuadros, los videos y las fotos, con mi hijo Rodrigo. De la final, recuerdo que la gente estaba nerviosa. Venía desilusionada por las frustraciones que había sufrido en el 89, ante Unión, y en el 93 con Banfield. Pero algunos, un sector minoritario, estaban muy confiados. Por lo menos, eso se palpaba en la calle. Después de la victoria ante San Martín, en Tucumán, la gran mayoría comenzó a festejar por adelantado. Y nosotros también: ya veníamos festejando en el micro. Teníamos que jugar muy mal para no dar la vuelta. La alegría fue enorme cuando pude meter el primero, acá en Santa Fe, en una cancha que estaba que reventaba. Después del 2 a 0, todo fue festejo y locura". 
Si por algo se destacó el Pampa, además de por sus goles, fue por su humilde forma de ser. Esto lo llevó a dejar un montón de amigos en la ciudad. "Afortunadamente, tengo muchos en Santa Fe. Nombrar alguno sería injusto porque me estaría olvidando de varios. Lo que pasa, es que yo estaba todo el día en la calle, en contacto con los hinchas. A veces, para hacer cinco cuadras tardaba tres o cuatro horas. Antes pensaba que como había dejado el fútbol, la gente se olvidaría de mí, pero me equivoqué muy feo. Siempre me mandan cartas o me llaman por teléfono, para saber cómo estoy. Recuerdo mucho a los jugadores con los que compartí días y días en aquel equipo; al Chaqueño Uliambre, el Negrito Ibarra, Leo Sciacqua, Chupete Marini, todos pibes fenomenales. También el Coco Ameli, el Tuca Risso, Leo Díaz... todos los integrantes de ese plantel eran muy buenas personas".
Luego de su paso por Colón, el Pampa fue a parar a Los Andes, donde dejó el fútbol. "Me encantaría que me llamaran de Colón, para poder trabajar ahí, aunque sea para laburar en Inferiores. Sería un sueño poder dirigirlo. Sería en el único lado donde me gustaría estar, para unirme más a la gente, para laburar de otra cosa. Si hay un lugar donde trabajaría es en Colón. Iría porque me siento cómodo, porque tengo muchos amigos y porque la ciudad me encanta. Yo siempre digo que Colón es un Boca chico, porque está en Santa Fe”.
Goleador como pocos, Miguel Ángel Gambier se ganó al hincha y fue endiosado.

Trayectoria Completa
1983/84 Deportivo Morón
1985/86 Independiente (Avellaneda)
1986/87 Platense
1987/90 Gimnasia y Esgrima (La Plata) (76/18)
1990 Veracruz (México)
1990/91 Rosario Central (21/4)
1991/94 Lanús
1994/96 Colón (62/30)*
1996 Los Andes

1 comentario:

Anónimo dijo...

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